Será un concierto que promete ser un viaje sonoro hacia las raíces de América Latina, donde la tradición y la modernidad se encuentran en un mismo escenario.  

La música de María Cristina Plata no se queda en lo superficial; es una invitación a redescubrir los sonidos que forman parte de la memoria colectiva del continente. Con instrumentos como el requinto, el contrabajo y las guitarras, la propuesta va más allá de un espectáculo: Es una experiencia de conexión emocional y cultural que resuena en quienes buscan algo auténtico. 

La artista ha sido reconocida por su talento a nivel internacional, llegando incluso a ser destacada por la revista Forbes tras aparecer en Times Square, Nueva York. Este tipo de reconocimientos no solo avalan su carrera, sino que también refuerzan la importancia de ver en vivo a una creadora que ha puesto el nombre de Colombia en escenarios globales. 

La presentación será además un punto de encuentro entre generaciones. La obra ‘Casi Te Creo’, su cuarto álbum, dialoga con la tradición latinoamericana desde una mirada contemporánea. En cada canción se percibe la intención de rescatar lo esencial de la música popular, pero con la frescura de una artista que entiende las inquietudes del presente. 

Quienes asistan tendrán la oportunidad de vivir la música de una manera íntima y genuina. No se trata únicamente de escuchar canciones, sino de sentir la energía de una propuesta que combina la fuerza de la interpretación con la delicadeza de lo orgánico, como si cada acorde estuviera diseñado para hablar directamente al corazón. 

Esta fecha marca un nuevo capítulo en la música en vivo de la ciudad. Será el inicio de conversaciones, recuerdos y emociones compartidas que solo un show con estas características puede ofrecer.  

La cita es el 4 de octubre a las 7: 30 p.m. en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán. 

Nidia Góngora, cantora e investigadora de la música del Pacífico, y sus compañeras, traen al escenario los sonidos ancestrales de marimba, tambores, alabaos, salves y rezos, en una puesta en escena que honra el poder de las voces femeninas como acto de sanación colectiva.

Nidia Góngora, oriunda de Timbiquí (Cauca), es conocida como una de las figuras más destacadas del folclor del Pacífico colombiano. Estudios y trayectorias como la suya la han convertido en embajadora viviente de su cultura, preservando sonidos ancestrales desde el currulao hasta los alabaos. 

Su espectáculo, parte del Festival Afrodiáspora, es descrito como “una experiencia íntima y profunda que conecta saberes ancestrales, rezos, alabaos y cantos de mujeres como acto de resistencia cultural”. 

En el escenario, Góngora y las Cantoras del Pacífico propondrán una experiencia donde la tradición se encuentra con la innovación. Se escucharán géneros como currulao, bunde, abozao, juga, salves y rezos, interpretados con respeto y energía contemporánea. 

Más allá de su carrera artística, Nidia ha dedicado su voz a la formación de nuevas generaciones. Desde su fundación educativa en Cali, promueve el arte como herramienta de transformación social, uniendo memoria, comunidad y creatividad.

Foto: Semana

Esta noche no es solo un concierto, sino un viaje hacia la raíz, a través de voces que sanan. Recordando que la cultura no solo se escucha, se siente y se interpela. Estar allí es experimentar un puente entre el presente y la memoria viva del territorio.

Recuerde que la cita es el sábado 23 de agosto a las 7: 30 p.m. en el Teatro Colsubsidio. Para más información visite el siguiente link.

Este nuevo trabajo del cantautor colombiano Solo Valencia es un recorrido poético y musical que explora el deseo, la unificación y la búsqueda de totalidad. Presentado recientemente en ‘Amantes del Círculo Polar’, el artista compartió el detrás de este proyecto que marca un giro en su carrera hacia una conexión más directa con el público.

Desde que inició su camino como solista en 2012, Solo Valencia ha construido una carrera sólida entre escenarios de Colombia, América Latina y Europa. Pero este disco, grabado en el mítico estudio El Desierto en las afueras de Ciudad de México, representa un momento clave de madurez artística. “Es la síntesis de muchos años de hacer música. Grabado con mi equipo de hace más de diez años, con mucho cuidado en las letras y el sonido”, expresó en entrevista.

'Sed del Mar' transita por diversos géneros —bolero, bossa nova, pop, reggae— sin perder una identidad propia que lo hace reconocible y fresco a la vez. Pero más allá de la fusión musical, lo que destaca es su intención: “Esta vez me interesó componer canciones más fáciles de cantar, que conecten más con la gente. Quise que fueran recordables, que el público las pueda hacer suyas”, explicó el artista al hablar de la evolución en su manera de componer.

Solo Valencia también reflexionó sobre cómo ha cambiado desde sus primeras grabaciones en 2008: “Antes quería demostrar todo lo que había aprendido como músico, usar la armonía compleja. Pero ahora busco lo contrario: crear desde la sencillez, desde lo que pueda emocionar sin complicar”. Este giro revela no solo madurez artística, sino sensibilidad con su audiencia.

Este sencillo comparte una atmósfera íntima, envolvente y profundamente emocional, que se construye como un viaje sonoro progresivo, donde la canción es una estación para detenerse a sentir. 

Solo Valencia demuestra que se puede hacer música sofisticada sin perder cercanía. En un mundo musical saturado por fórmulas, apuesta por lo auténtico. “Este disco lo grabamos con el corazón. Y ojalá, al escucharlo, puedan encontrar algo que también les pertenezca”, concluyó.   

'SOMOS' no es solo un álbum, sino —como la artista MaYita lo afirma— "un rezo vivo", una herramienta para recordar quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos como humanidad. La cantante colomboamericana, compositora, mujer medicina e ingeniera de sonido, fusiona en esta obra su trayectoria musical con su camino espiritual. Cada canción es una frecuencia para reconectar con lo esencial y sanar desde el arte.

Durante la entrevista, MaYita explicó que este proyecto nace del contacto con comunidades indígenas, abuelos, abuelas y rituales de sanación. “Este disco viene inspirado en las raíces de la humanidad: la tierra, los elementos, los ancestros. Es un llamado a este momento de transición que vivimos en la Tierra”, dijo, haciendo énfasis en el rol de la música como medicina colectiva. La apertura del álbum, por ejemplo, es un rezo de la abuela Ana María Hoyos, del Consejo de Abuelas de Colombia, que da paso a un recorrido entre el pasado y el futuro.

MaYita reflexionó sobre la función profunda del arte sonoro, más allá del entretenimiento. “La música ha sido el puente más claro hacia mi espiritualidad. Este trabajo fue un proceso de autosanación y mi mayor deseo es que también lo sea para quien lo escuche”, comentó. Su intención con 'SOMOS' es que se convierta en un legado espiritual y artístico, más que en un producto comercial.

La propuesta musical no se encasilla: integra cantos medicina, mantras, tambores, flautas, cuencos, música electrónica sutil y sonidos orgánicos que se entrelazan con una producción contemporánea. Incluye un canto en lengua muisca y composiciones que invitan a la meditación, al silencio interior y al encuentro con la memoria espiritual. “Cada tema ha sido tejido como un portal que nos recuerda que ‘SOMOS’ parte de un tejido cósmico que nos sostiene”, señaló.

En la conversación, MaYita dejó en claro que su arte busca ser un puente entre generaciones, tradiciones y territorios. “Mi deseo es que este disco inspire a reconectar con la esencia, con nuestras culturas, con el camino espiritual. Que sirva como herramienta de cambio, de expansión y de amor”, expresó. 'SOMOS' ya está siendo compartido en ceremonias, festivales de medicina, encuentros espirituales y escenarios en América y Europa.

“'SOMOS' es una invitación a escuchar desde el alma. A sentir cada sonido como un llamado a la unidad, la coherencia y la sanación. En un tiempo donde las respuestas parecen escasas, esta música aparece como un gesto profundo de memoria, belleza y verdad”, afirmó la artista.   

Desde Medellín, la banda Clandestino presenta ‘Haberte Encontrado’, una canción que nace de una experiencia de amor fallido, pero transformada en arte. Liderada por Hana Loaiza y Alex Velásquez, la agrupación conecta con quienes han vivido relaciones intensas y complejas, dejando huella en la memoria emocional de su audiencia. “Contamos historias de la vida real, historias vividas y contadas”, afirman.

Clandestino empezó como un dúo universitario, compartiendo composiciones y autogestionando su sonido. Hoy es una banda consolidada, con Santiago Lopera en el bajo y Santiago Toros en la batería, y una propuesta que crece sin fórmulas ni etiquetas. “Lo primero es estar enamorado de lo que uno hace”, explica Alex, destacando el trabajo autogestionado detrás de cada producción visual y sonora.

‘Haberte Encontrado’ es el reflejo de lo que alguna vez fue una historia de amor. Lejos del cliché, el tema no se instala solo en el despecho, sino en la comprensión profunda de lo que significa soltar. “Esas historias se superan, pero también merecen ser contadas”, afirma Hana, quien tiene un papel central en la composición y del álbum en general.

La banda trabaja en su próximo disco, que se lanzará sencillo por sencillo durante el año. “Este trabajo es para quienes aman, sufren y se preguntan por la vida”, explica Hana. Temas como ‘Nostalgia’, ‘Sera’ y nuevas creaciones que se abordan desde la tristeza del desamor hasta la esperanza frente a desafíos familiares y existenciales. Cada letra tiene un origen íntimo y busca resonar con el público de forma honesta.

Aunque el rock es su base, Clandestino no teme explorar. En este proyecto se permiten jugar con géneros como el bolero, la balada setentera o el neo soul. “Queríamos reflejar todo lo que somos y lo que nos ha influenciado, desde el rock latinoamericano hasta la música de nuestros hogares”, comparten. El resultado: canciones que se sienten cercanas, vivas, con matices únicos.

El videoclip de ‘Haberte Encontrado’, producido por Duck Sessions, ya está disponible en YouTube. Además, Clandestino se prepara para un concierto clave en septiembre, en el Boulevard Asorock de Medellín, mientras planean una gira nacional en 2026. “Este año es para mostrar lo que somos. El próximo, para llevarlo a todos los rincones posibles”, dicen con convicción.

Lo que comenzó como un proyecto entre amigas adolescentes que tocaban en los buses para costear una fiesta de quince años, hoy se convierte en un acto de memoria y sanación. Deysi Cubillos, voz y compositora, lidera DeyCube junto a Luisa, baterista hacen una mezcla de grunge, poesía y emociones crudas.

En sus inicios: “Nathalie y yo queríamos celebrar sus quince. Nos fuimos a los buses con una guitarra, cantamos y la gente nos daba monedas, billetes. Recogíamos como quince mil pesos cada una. Alcanzó para la lechona, el aguardiente, todo”, cuenta Deysi. Así empezó una historia que, sin saberlo, estaba marcando los primeros acordes de una carrera musical.

De las calles a las plataformas: Tras grabar un demo y mantener la música como refugio mientras estudiaban, Deysi y Luisa formalizaron su proyecto. “Un día le dije: o se va conmigo o me voy con otra banda”, recuerda Luisa entre risas. Desde entonces, DeyCube ha grabado seis canciones y está terminando su primer álbum, su próximo lanzamiento, ‘Las palabras precisas’, es un homenaje póstumo que conecta con quienes han amado y perdido.

El alma detrás del proyecto: Más que una amiga, Nathalie fue una parte esencial del inicio musical de Deysi. Tocaron juntas, compusieron y soñaron hasta que la muerte las separó. A ella está dedicada ‘En mis reminiscencias’, canción que ganó un concurso latinoamericano entre más de 150 canciones. “La compuse tres meses después de su partida. Fue mi forma de desahogarme”, relata Deysi.

El nuevo tema que lanzarán, ‘Las palabras precisas’, fue escrita en vida, pero nunca pudo ser cantada de nuevo junto a Nathalie. “Nos habíamos distanciado, y cuando la volví a buscar, ya había fallecido. La canté en su velorio. Sentí que estaba ahí, conmigo, como antes. Fue nuestra reconciliación”, dice Deysi. El nuevo trabajo saldrá en plataformas digitales como YouTube y Spotify en los próximos días, y cerrará su primer álbum de estudio.

Con ‘Las palabras precisas’, DeyCube completa su álbum debut, que recoge emociones, historias y evolución musical. “Cada canción ha sido una forma de entender la vida. Vamos a llevar este proyecto a los festivales y a donde haya corazones abiertos”, asegura Luisa.

Batier —sí, como Batman y Hércules juntos— presenta su nuevo álbum y revive el alma del rock nacional con un sonido renovado, una historia potente y una misión clara: dejar huella.

El rock colombiano tiene memoria, y esa memoria respira en personas como Edgardo Chávez Bautista, conocido como Batier. Un músico que lleva más de cinco décadas explorando las raíces del sonido nacional y que regresa a tarima con el álbum ‘Tiempo después’, una obra tejida entre anécdotas, disciplina y gratitud. "Yo pienso que con setenta años no tengo que quedarme mirando cómo hacen música los demás, sino estudiar, renovar y poner ese bagaje sonoro sobre la mesa", dice con firmeza.

Batier no nació en la escena musical capitalina, pero la transformó desde adentro. Llegó de Girardot, ‘la costa interior de Colombia´, con la firme decisión de tocar, componer y crecer. Empezó como recogecables, “lo que hoy llaman ‘roady’”, con la legendaria banda Génesis de Colombia. Cuando faltó un músico, lo invitaron a subirse al escenario. “Ahí comenzó todo. Yo ya tocaba y cantaba. Solo esperaba la oportunidad”.

Su nombre artístico nace de un juego de infancia que resume su identidad. “Primero me creí Hércules por un cuento de radio. Luego apareció Batman en la televisión, y ya era Bati-Hércules. Me quedó Batier”. Esa mezcla de fuerza y fantasía lo acompaña hasta hoy, y se siente en sus letras, su voz y su presencia escénica.

Este 2 de agosto, el escenario será Café Cinema, lugar que Batier sueña convertir en epicentro de una nueva escena cultural: “Quisiera que fuera un espacio de lectura, de maquillaje, de teatro. Un lugar donde vuelva a florecer la bohemia”. Allí presentará canciones nuevas, homenajes a Génesis y a León Gieco, y temas propios, una de ellas es ‘Como hojas secas’, escrita una madrugada mientras veía volar hojas por la calle y recordaba que “la hoja es como el espíritu del hombre, empujado por el viento, a veces pisado sin querer”.

Batier no solo canta: forma músicos. A raíz de un accidente en los 90 que casi le cuesta la mano, decidió volver a estudiar guitarra, armonía y blues. “No me dejo doblar”, cuenta. Así nació su nueva agrupación, conformada por varios músicos, con quienes rehízo el sonido de Génesis con arreglos del siglo XXI.

Para él, la música es entrega: “Si a mí me gusta lo que hago y lo hago con honestidad, se lo entrego al oído de la gente. Y si les gusta, la balanza está equilibrada. La alegría es igual y hermosa”. Por eso, este sábado, no solo será un concierto: será una ceremonia de memoria, renovación y arte.

La música clásica no siempre es solemnidad. A veces es juego, imágenes, movimiento y emociones que flotan más allá de las notas. El Circuito Clásico de Compensar lo sabe, y por eso, este sábado 2 de agosto invita al público a un recital donde la luz, la escenografía y la música construyen una atmósfera onírica. Un espacio en el que se puede viajar desde el bosque de un fauno soñador hasta el cielo sereno de Mahler.

El concierto inicia con ‘Preludio a la siesta de un fauno’ de Debussy, en versión de Schönberg, una obra que revolucionó el lenguaje musical y que, en esta puesta en escena, se verá acompañada de proyecciones y luminotecnia para envolver al público en el mundo del fauno y sus ninfas. Una forma lúdica y sensorial de aproximarse a la música desde la imaginación.

Luego llega el turno de la Sinfonía n.º 4 de Gustav Mahler, adaptada por Erwin Stein. Esta obra, basada en los poemas del Cuerno Mágico de la Juventud, se aleja del dramatismo de las primeras sinfonías y apuesta por un formato más íntimo, casi de cámara. Se trata de un viaje hacia la inocencia, el amor y la trascendencia. Una sinfonía que no se escucha, se vive: “es como mirar el cielo desde los ojos de un niño”, como sugiere la programación.

El concierto incluye además una joya poético-musical poco conocida: ‘Wer hat dies Liedlein erdacht?’, una canción que forma parte del mismo universo de Mahler, y que será interpretada por la soprano colombiana Manuela Tamayo, una de las voces con más proyección del país. Su sensibilidad vocal promete dar una nueva dimensión a esta pieza que, más que cantarse, se murmura con el alma.

Para cerrar la noche, sonará ‘Estrellita’, del compositor mexicano Manuel María Ponce, en versión para voz y piano. Una obra que conecta directamente con la ternura, la memoria y la mirada del niño interior. Un epílogo sonoro que invita a recordar lo que alguna vez se sintió antes de crecer, y que demuestra que la música clásica también puede ser una caricia emocional.

La puesta en escena, dirigida por Luis Felipe Calero Pérez, complementará la experiencia musical con un enfoque artístico contemporáneo. Con el apoyo del Ensamble de Cámara de la Orquesta Sinfónica de Bogotá, se crea un espacio donde la música deja de ser formalismo y se convierte en juego, recuerdo, emoción y descubrimiento. Para quienes creen que la música clásica es lejana, este concierto será una forma inesperada y profundamente estética de acercarse a ella.

Detrás de las canciones que mueven emociones hay historias que sanan. Así lo demuestra Iván Brown, cantautor y psicólogo que nos visitó para contar cómo su trayectoria artística se ha entrelazado con su propósito de vida: transformar desde la música, visibilizar la inclusión y dejar un legado que inspire a otros. Su más reciente sencillo, ‘Ángel’, no solo tiene una melodía poderosa, sino una historia real que conecta desde lo más profundo.

“Yo quería ser ese cantante que viajaba por todo el mundo con su banda y su pelo largo, pero la vida me llevó por otro camino”, contó entre risas. El giro llegó cuando trabajó por primera vez con personas con discapacidad cognitiva y comprendió el potencial terapéutico de la música. “Ahí encontré otro camino para mí, porque puedo usar la música para cambiar personas, para enseñarles a soñar”, dijo emocionado.

“’Ángel’ surgió de una experiencia personal: Iván y su esposa intentaron adoptar una niña con síndrome de Down, pero no lograron completar el proceso. Tiempo después, y contra todo pronóstico médico, su esposa quedó embarazada. Así nació Salomé. “Esa canción la escribí para esa niña que nunca llegó, pero que después se convirtió en mi hija. Hoy ella es mi ángel y el motor de todo lo que hago”, expresó conmovido.

Este relato de vida no se queda en lo personal: se proyecta en su banda La Baraja 123, un colectivo musical incluyente donde participan personas en condición de discapacidad. “No hay muchos espacios laborales para esta población, así que decidí abrir uno, pero con calidad y dignidad, no desde la lástima”, afirmó. Para Iván, sus estudiantes y colegas no son beneficiarios, son artistas y maestros que enriquecen cada presentación.

El álbum ‘Diferentes’ reúne diez canciones grabadas en vivo que narran veinte años de vivencias, aciertos, errores y aprendizajes. Entre ellas, una destaca por su toque autobiográfico y humorístico: ‘La suegra’, inspirada en una antigua relación. “No fue la suegra actual, lo aclaro —dijo entre carcajadas— pero fue una que me marcó tanto que hasta canción le escribí... y años después hicimos las paces”.

Iván también anunció una obra de teatro incluyente que se estrenará en el Teatro Bernardo Romero Lozano, titulada ‘Barajando el destino’, protagonizada por sus estudiantes. “La música cuenta la historia, y los actores son chicos en condición de discapacidad cognitiva. Es mi forma de dejar un legado”, concluyó. Un proyecto que va más allá del escenario y se convierte en plataforma de transformación social.  

Una canción que une dos mundos: la potencia narrativa del anime y la sensibilidad sonora de una banda multipremiada.

La música puede ser puente entre culturas, y eso lo demuestra OneRepublic con su nuevo sencillo ‘Beautiful Colors (From Kaiju No.8)’. La banda estadounidense se adentra en el universo del animé japonés al ser elegida, una vez más, para cerrar con fuerza emocional la segunda temporada de Kaiju No.8, uno de los títulos más comentados de la animación actual. No se trata de una colaboración común, es un ejemplo de cómo la música internacional potencia narrativas orientales y conecta audiencias diversas.

Este es el tercer tema que la agrupación lanza para Kaiju No.8, tras los ya exitosos ‘Invincible’ y ‘Nobody’, canciones que han superado los 500 millones de reproducciones en conjunto. Con ‘Beautiful Colors’, OneRepublic continúa construyendo un puente creativo entre el pop occidental y la intensidad dramática del animé, algo que no suele verse en colaboraciones de este tipo. Este cruce artístico ofrece a las audiencias la oportunidad de descubrir nuevas emociones a través de sonidos globales.

El impacto no solo está en las cifras de streaming, sino también en la forma en que estos lanzamientos amplifican el contenido audiovisual. La canción se convierte en el vehículo perfecto para cerrar cada episodio con un tono melancólico, pero esperanzador, lo que enriquece la experiencia emocional de los seguidores del animé. Es un recurso que transforma la música en parte de la trama, y no simplemente en un fondo sonoro.

OneRepublic, liderado por Ryan Tedder, lleva años consolidando su lugar en la escena global con hits como ‘Apologize’, ‘Counting Stars’ y ‘I Ain’t Worried’. Pero su incursión en el universo del anime representa algo más: una manera de reinventarse, de ampliar horizontes y de conectarse con una nueva generación de oyentes que encuentra en el animé una forma de expresión poderosa.

Además, esta colaboración llega en un momento de gran actividad para la banda. En 2024 lanzaron ‘I Don’t Wanna Wait’ junto a David Guetta, sumaron millones de reproducciones y estrenaron su sexto álbum, ‘Artificial Paradise’, que ya tiene versión deluxe con colaboraciones sorprendentes. También han unido fuerzas con artistas de distintas latitudes, como Kygo, Jelly Roll, Ikky y Karan Aujla, mostrando su versatilidad y apertura sonora.