Sin embargo, más allá de la efeméride histórica, esta fecha se ha convertido en un espacio para reflexionar sobre los procesos de colonización, sus consecuencias y la necesidad de avanzar hacia una mirada descolonizadora de la historia.

El nombre y la conmemoración fueron propuestos por Faustino Rodríguez-San Pedro, exministro del Estado español, quien en 1914 decidió que el 12 de octubre sería la fecha para celebrar “la unión de los continentes”. Con el tiempo, esta interpretación fue cuestionada por movimientos sociales, académicos y pueblos originarios, que reclaman una resignificación del evento.

El profesor Andrés Castiblanco, docente de la Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria de la Universidad Distrital, señaló en ‘Revista de la Mañana’ que “hablar de descolonización implica desmontar la idea del ‘descubrimiento’ como un encuentro entre iguales. En realidad, fue el inicio de un proceso de sometimiento, despojo y resistencia que aún deja huellas en nuestras estructuras sociales y culturales”.

Castiblanco enfatiza que este día debe servir para reconocer la diversidad y la fuerza de los pueblos originarios, así como su papel en la construcción de las identidades latinoamericanas. “Más que celebrar una fecha, es una oportunidad para escuchar las voces históricamente silenciadas y revisar críticamente los relatos que hemos heredado”, agregó.

Desde la academia, estos debates permiten repensar las nociones de historia, identidad y poder. En palabras del profesor, “la descolonización no es solo un ejercicio de memoria, sino un acto político y pedagógico que invita a transformar la manera en que comprendemos el pasado y proyectamos el futuro”.
Hoy, el 12 de octubre se reivindica como un día para reconocer la resistencia de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos, y para continuar el camino hacia una sociedad más justa, plural y consciente de su historia.