La noticia se dio a conocer en el día que se celebra internacionalmente este género literario que convoca a las mejores plumas. Por su parte, el jurado, por decisión unánime, destacó “el poema está escrito con un estilo conciso y sintético, desmitifica y a la vez humaniza la figura del prócer, recordando que la gloria es otro nombre de la caducidad. Nos señala que todos somos héroes heridos”.

Cada año, ‘Ediciones Nobel’ convoca el ‘Premio Internacional de Poesía Jovellanos, El mejor Poema del Mundo’, un galardón abierto a creadores de todos los países que reconoce el mejor escrito en cualquier lengua del mundo, con el fin de recordar al ilustre Gaspar Melchor de Jovellanos. En esta edición, participaron 2.029 candidaturas de 47 países. 

El ganador, Óscar Eduardo Soto, es profesional en Estudios Literarios de la Pontificia Universidad Javeriana y narrador oral escénico. Su tesis de pregrado, que consistió en la esquematización de un montaje de narración oral para sala, fue merecedora de una mención de honor por parte de la universidad y un reconocimiento en el Laboratorio de Narración Oral Ágora 2020. Como cuentero, ha recorrido escenarios en los departamentos de Cundinamarca, Huila, Cauca, Valle del Cauca y Nariño. Como literato, sus líneas de investigación son la literatura latinoamericana del siglo XX, la teoría de la adaptación y la teoría de la recepción. Actualmente es estudiante de la Maestría en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana.

El premio está dotado con 2.000 euros y la edición del poema en un libro junto a los otros finalistas seleccionados por el jurado. Ediciones Nobel dará a conocer en los próximos días la lista definitiva de finalistas en su página web y medios sociales. La entrega se realizará próximamente, en una ceremonia conjunta con el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos. 

La estatua de Bolívar

En su cabeza,
…………..una paloma.
Sobre su vientre,
…………..un grafiti.
En una mano,
…………..cuatro dedos.

Ser hombre es la peor de las vocaciones.
Ser héroe, el más equívoco de los destinos.
En la soledad del mármol
ningún prócer es feliz.