El Día del Agua, una reflexión ante la sed mundial

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22 de marzo del 2022 - 4:27 pm

La estructura del cuerpo humano es de tres porciones de agua por una de músculos. Sin este preciado líquido es imposible la vida; del agua salió el primer habitante de la tierra y es el principio de toda existencia viviente.

Tales de Mileto, filósofo griego, proclamó que el agua era el origen del mundo. Luego de veintiséis centurias se piensa que la falta del preciado líquido señala el fin del planeta. El 71 % de la tierra está envuelta por océanos, a partir de este referente, el 94 % del agua es salada y solo el 1% es potable, al cual tienen acceso tres cuartas partes de los seres humanos. Convertir un metro cúbico de agua salada en dulce, cuesta dos  dólares  50 centavos, cifra bastante onerosa.

Mientras describimos esta realidad a solo 150 kilómetros de Bogotá por la ruta Mosquera, Facatativá, Albán,  San Juan de Rioseco, Cambao y Armero, encontramos entre Armero-Guayabal en el Norte del Tolima e Ibagué, distanciados tan solo por 95 kilómetros lineales, en una hermosa ruta, con bellos paisajes y un verdadero ecoturismo por desarrollar, ríos que descienden de la cordillera y tributan al poderoso Magdalena.  Lo anterior se observa en tan solo 58 minutos. 

Esos afluentes hídricos son el Cuamo, Jiménez, Morales, Murillo, Sabandija, Santodomingo, Lagunilla, Bledo, Recio, Venadillo, Galapo, Totare, Palmar, La China, La Caima, Chipalo, Alvarado y Combeima, ríos que representan la gran riqueza agroindustrial, un corredor logístico espectacular y potencial para implementar la industria sin chimeneas.

El despertar de la región es necesario a través de la globalización, como es el caso de hermanar los municipios con ciudades y calidades históricas, ejemplo, Lérida con Lleida-España, revivir la ruta del tabaco entre Ambalema – Beltrán con Londres en la Gran Bretaña y aprovechar la capacidad portuaria y pesquera de Indonesia para construir puertos en el  Magdalena tolimense.  Toda una perspectiva de desarrollo, donde la academia debe ejercer un liderazgo proactivo y prospectivo. 

Mientras en el departamento del Tolima con sus 23 mil 562 kilómetros cuadrados de extensión, sobra el agua, preciado líquido que debe ser cuidado, protegido y potencializado, el foro de la  Haya fue escenario de inquietantes guarismos relativos a la escasez del líquido y de encendidas polémicas acerca de su manejo, al pasar del peligro ecológico de los embalses hasta la soberanía acuífera. El dilema es vivir o morir para naciones vecinas y enemigas. Determinados cauces hidrográficos del mundo están compartidos por varios países. Las cuencas comunes constituyen el 60 por ciento de la extensión total de África y América del Sur. Los 2.222 tratados existentes referidos a los valles comunes indican la importancia concedida por la naciones a los recursos hídricos, citándose el caso de Canadá y Estados Unidos en el Acuerdo de los Grandes Lagos.  

En 1959 el pacto relativo a las aguas del Nilo, fue un intento entre Egipto y Sudán de distribuir el caudal de este río, ignorando las necesidades y reivindicaciones de entornos cercanos de la comarca alta, caso Etiopía. 

Paralelo a los acuerdos bilaterales en el intento de administrar recursos de las cuencas hidrográficas, se estructuró un código de derecho internacional basado en el principio de que ningún Estado puede perjudicar a otro, mediante la utilización o manipulación de este capital natural. El conflicto más común se presenta cuando los habitantes de río arriba, reivindican derechos respecto al fluido a través de su territorio, al incorporar a su interés particular la facultad de usar, almacenar, desviar o contaminar y los usuarios de río abajo exigen que el curso del agua se mantenga en su posición natural. 

Las naciones del Medio Oriente, entendieron que el agua está por encima de sus enfrentamientos históricos. La disputa sobre el control de la cabecera del río Jordán, cuenca compartida por Siria, Jordania, Líbano e Israel y la posibilidad de manipulación de los afluentes hacia el canal nacional de éste último, precipitaron la guerra arabe-israelí de 1957, peligro latente, debido al uso sin restricción por parte de la gran tecnología judía de las aguas subterráneas de la región del Jordán en los territorios ocupados. 

La tercera guerra mundial será por el dominio de los recursos hídricos y muchos conflictos tienen su génesis en la escasez del agua. Desde Chad a Darfur, Sudán, el desierto de Ogaden en Etiopía, Somalia y sus piratas, y en áreas de Yemen, Irak, Pakistán y Afganistán, suceden guerras sinónimas de malas cosechas, muertes, pobreza extrema y desapariciones.
En Colombia, el Tolima es un ejemplo, como lo tenemos todo, no hacemos nada, en otras latitudes del planeta al no tener nada lo hacen todo.  

*Giovanny Mauricio Tarazona Bermúdez*
*Rector Universidad Distrital Francisco José de Caldas. 

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