Su historia no empezó en escenarios grandes, sino en las calles y en los buses de Bogotá, donde encontró su primera escuela como artista. “Salir a cantar en TransMilenio fue algo hermoso. Si no salía a buscar escuchaba en mi mente, ¿cómo crecerá mi música?”, contó Diego. Para él, esos días en los buses fueron la mejor manera de perder el miedo y aprender a conectar con la gente de verdad.

Su primer día cantando lo recuerda como un salto al vacío. “Me quedé una hora en la puerta del bus pensando: lo hago, no lo hago. Ese día decidí que, sí quería dedicarme a la música, tenía que empezar ahí. Fue un cambio de mentalidad”, relató. Con un ukelele en la mano y dos canciones de Andrés Cepeda, dio el primer paso que marcaría su camino.

El proceso de componer y grabar también estuvo lleno de dudas. Lanzó una primera canción en 2018 sin mucha fe en sí mismo, pero con el tiempo entendió que escribir era parte de lo que lo hacía feliz. “Ha sido un proceso más de creer en mí y no demostrarle nada a la gente. Si no lo haces, el tiempo pasa y se va la oportunidad”, afirmó.

Sobre el título de ‘11:11’, Diego explicó que nació de un gesto muy personal: “Siempre que veo esa hora pido un deseo. Cuando empecé a escribir la canción pensé en lo afortunado que me sentía de estar con mi pareja. Entonces lo incluí como símbolo de ese deseo cumplido”.

El videoclip refleja esa misma intimidad: “No tenía presupuesto para un video grande, así que usé recuerdos con mi novia. Fueron retazos de momentos que siempre documentamos y que, al final, cuentan la verdadera historia detrás de la canción”, explicó.

Más allá del amor de pareja, el artista insiste en un mensaje más profundo: “El amor propio es lo más importante. Cuando lo tienes, puedes atraer a alguien que vibre en la misma sintonía”.

Con ‘11:11’, Diego Foes muestra que su música no solo es un medio para soñar, sino también una invitación a confiar en uno mismo, a valorar los pequeños deseos y a creer que siempre hay un nuevo comienzo posible.